ISIS EL CUARTO JINETE DEL APOCALIPSIS.
Crnl. ® Mario R. Pazmiño S.
Dos hechos
históricos marcan el aparecimiento de ISIS o el Estado Islámico, la súper
estructura terrorista global: el tratado de Sykes-Picot, firmado por Francia e
Inglaterra en 1916, en donde se dividen las fronteras entre Siria e Irak, sin
respetar la distribución de la población y sus creencias religiosas; y, sin
dudarlo, la invasión estadounidense a Irak y la imposición de Occidente de un
gobierno chiita, lo que nunca fue aceptado por la mayoría sunita, que
constituye el 85% de la población. Estos dos momentos delimitan la zona
geográfica donde desarrolla las operaciones el grupo terrorista y explica el
apoyo de la población a la causa del Estado Islámico. La consecuencia: el punto
de inflexión de las relaciones entre Medio Oriente y Occidente.
ISIS nació
como un pequeño grupo terrorista en 1999 con el nombre de Jama’t al-Tawhid
wal-Jihat. La organización del Monoteísmo y la Jihat (Guerra Santa) participan
activamente contra la invasión estadounidense a Irak y se constituyen en
aliados de Al-Qeada en este país. Por sus métodos de combate no convencionales
y lo sanguinario de sus procedimientos de ajusticiamiento, estas dos
organizaciones se separan, dando origen a su nombre actual.
El Estado
Islámico propone la creación de un califato bajo la concepción teológica sunita
- salafista que aglutine a todos los musulmanes en el mundo. Su máximo líder y
comandante, Abu Bakr al-Baghdadi, se autoproclamó como el próximo califa que
regente a su pueblo, luego de que ha pasado cerca de un siglo en que Oriente
Medio no ha tenido un califato. El último data de la época del Imperio Otomano
(1517-1924), de orientación sunita y que fue abolido por Turquía en 1926.
El Estado
Islámico (EI) tiene como objetivos inmediatos el control de Siria e Irak,
países donde su presencia y su accionar terrorista son permanentes. La toma de
las principales ciudades como Mosul, Falluja, Tikrit, Baiji, Al-Sharqat, Tal
Afar, Al Qaim, Rawa, Haditha en Irak y Jarablus, Al Bukamal, Manbij, Al Bab,
Raqqa en Siria, entre las más importantes, no solo constituyen conquistas
estratégicas en su denominada guerra santa, sino también la fuente principal de
su abastecimiento logístico, de armas, pertrechos y recursos económicos. Todos los
bancos y depósitos de armamento de las ciudades ocupadas han pasado a engrosar
la capacidad operativa de ISIS.
El Estado
Islámico es considerado a nivel global como el grupo terrorista más rico del
mundo y se estima, según fuentes iraquíes, que sus fondos son de
aproximadamente 2000 millones de dólares. Esta capacidad económica le permite
reclutar mercenarios o simpatizantes para su lucha armada. Del total de 25.000
hombres que tiene en armas combatiendo en Siria e Irak, 4000 son
extranjeros de países como EE.UU., Francia, Reino Unido, Japón, Chile,
Argentina, por citar solo unos pocos.
Este nuevo
califato no solo se ha quedado en Medio Oriente, ha realizado alianzas con
grupos afines como el islamista Boko Haram, que sella el avance de EI en África
Occidental y otros grupos afines de Argelia, Libia y Egipto, para consolidar su
posición en el norte de África.
Isis ha
generado un clima de inseguridad global permanente, sus actos de terrorismo y
sus apariciones en ajusticiamientos han conmocionado al mundo. No ha existido
país que se libre de su maquinaria de destrucción y terror, demostrando que sus
células dispersas en el mundo están en capacidad de vulnerar todo sistema de
control estatal y que las reacciones gubernamentales están muy por debajo de sus
acciones terroristas.
El mundo se
prepara para recibir al cuarto jinete de la apocalipsis con devastadoras
consecuencias, donde la guerra convencional se quedó en los libros, para dar
paso a la guerra asimétrica cuyo objetivo es crear una sociedad temerosa,
insegura y un estado incapaz de brindar protección.
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