Las estrategias de desestabilización empleadas para
destruir el país
Crnl. Mario R. Pazmiño S.
La
desestabilización del estado de derecho se ha radicalizado por falta de dialogo
y la posición intransigente de los demandantes. No ha importado los muertos, la
paralización de la economía nacional, la destrucción de la propiedad pública y
privada, solo existe un objetivo: la toma del poder por un proceso
revolucionario. Las diez demandas planteadas por los anarquistas de la wiphala
constituyen la fachada perfecta de su verdadero propósito, “derrocar a un
gobierno ingenuo”, que no logra conectarse con la realidad que vive su pueblo.
En esta lucha
fratricida de egos y posiciones intransigentes, la frase de Nicolás Maquiavelo,
“el fin justifica los medios” es plenamente aplicable. El caudillo indígena
necesita agrupar a sus bases que están descontentas y han comenzado a
abandonarlo. Es prioritario para este dirigente que existan mártires que sirvan
de potenciadores de su lucha, por eso coloca en primera línea de las protestas
a mujeres y niños como carne de cañón, buscando víctimas que engrosen su causa.
Varias
estrategias se vienen empleando en esta violencia social que busca la toma del
poder e imponer un comunismo indoamericano:
- La estrategia del Black Bloc. Es un manual de enfrentamiento contra los organismos de
seguridad del Estado por parte de grupos anarquistas o de terrorismo
urbano, donde explican detalladamente las técnicas y tácticas para
enfrentar a la Fuerza Pública.
- La estrategia de la
Guerra Molecular Disipada. El libro de Félix
Guattari es la biblia de los anarquistas y el nuevo manual de guerrilla
urbana, donde se describe la forma de desarticular a la Fuerza Pública,
creando diferentes focos de confrontación y violencia para obligar al
empleo descentralizado de los organismos de seguridad,
haciéndolos más vulnerables a la acción de emboscadas callejeras o en
carreteras.
- La estrategia
mariateguista. Esta técnica busca llevar el
conflicto del campo a la ciudad, para aislarla mediante el bloqueo de
vías, desabastecimiento, saqueos, ataques a la propiedad pública y
privada, su fin es generar pánico social y la inacción gubernamental, para
desde la destrucción de las bases sociales crear una nueva sociedad.
- La estrategia de las
zonas de paz y corredores humanitarios. Estas
instalaciones inventadas por los organismos de izquierda, como áreas de
descanso y atención, constituyen trincheras del proceso revolucionario,
donde se reorganizan los medios, se reabastecen de armas y pertrechos para
la confrontación. Estas áreas de
paz y corredores humanitarios solo se utilizan en conflictos armados
entre fuerzas que quieren poner a buen resguardo a la población de armas
nucleares y de instalaciones militares extranjeras, no a las partes del
conflicto. En Venezuela “las zonas de paz son un eufemismo que reciben las
áreas delimitadas por el gobierno castro-chavista, donde la Fuerza Pública
no puede ingresar a la localidad a realizar operativos a cambio de que los
delincuentes de la zona no cometan crímenes”.
- La estrategia wiphala. Manipular al movimiento indígena ofreciéndole una lucha por una
plataforma de diez puntos que, si bien constituyen desatenciones de muchos
años de exclusión y el incumplimiento gubernamental, su fin es otro: tomar el poder para hacer lo que dice el libro “Estallido”,
crear otro país con una ideología comunista bajo
los principios mariateguistas.
Sin embargo, de lo expuesto existen un sinnúmero de problemas que le
quitan la tranquilidad al dirigente indígena, quien observa con preocupación
que su plan inicial no está dando los resultados esperados:
2. Reducción
del financiamiento. Los
millonarios recursos económicos con los que contaba el movimiento indígena para
la paralización del país se fueron diluyendo, sus aportantes exigían resultados
para seguir invirtiendo, es por eso el segundo llamamiento a otra ola que venga a constituir un relevo
estratégico especialmente en Quito para mantener la agitación y presión social.
3. Repudio
al movimiento indígena. La
sociedad ecuatoriana ha comenzado a organizarse autoconvocándose para defender
sus ciudades y rechazar la presencia del indigenado en las mismas. Esta es la
mayor preocupación que tiene Iza, porque sabe que si quiere tomar el poder
deberá contar con el apoyo popular y no lo tiene. Su actitud intransigente genera un rechazo creciente
que, sumado a los atropellos y violencia desatada por
desadaptados, que utilizan la supuesta
protesta pacífica para cometer actos de terrorismo y guerrilla urbana.
La crisis social
no tiene visos de solución a corto tiempo, más bien se vislumbra focos de
conflicto urbanos en incremento, especialmente en Quito, donde los manifestantes
utilizarán estrategias de guerrilla urbana con técnicas de combate callejero, a
través de células armadas para atacar a la Fuerza Pública. El movimiento
indígena está en condiciones de incrementar la cantidad de manifestantes
(tercera ola), presionando a las comunidades para que se trasladen a la
capital.
La iniciativa la tiene la CONAIE. El gobierno es un simple espectador reactivo, con un liderazgo débil, sin conectarse con la gente, sin un plan definido y peor una estratégica. El país sigue desangrándose, en una confrontación fratricida por el ego de actores irresponsables, que creen que su beneficio personal está por encima de los intereses nacionales y del pueblo ecuatoriano.
El análisis es muy bueno al día de hoy pero coronel Pazmiño, estamos hablando que en el país existen las fuerzas armadas que son los preparados para enfrentar esto que es una guerra y son ellos los que deben influir en las decisiones..
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