En
Carondelet, cavan la tumba para enterrar la democracia.
Crnl Mario R. Pazmiño Silva
Leónidas Iza lo dice
públicamente: su intención es derrocar al Gobierno. Lo ha sido desde las
acciones de violencia desatadas en octubre del 2019, para lo cual ha
construido, paso a paso, una agenda y un liderazgo. En su libro “Estallido”,
donde es coautor con dos escritores mariateguistas, lo explicó.
El primer paso en su
ardua tarea era tomarse la Conaie y así lo hizo. Luego debía incorporar bajo su
dirección al brazo político de la Conaie, es decir el Movimiento de Unidad
Plurinacional Pachakutik – Nuevo País, pero no lo consiguió. Las discrepancias
con los asambleístas que no querían someterse y las fuertes fisuras dentro del
mismo movimiento indígena, constituyeron un tropezón en sus intenciones de
lograr su comunismo indoamericano.
También debía continuar
con la lucha en las calles, a través de las movilizaciones. Estas buscaban
unificar al movimiento, pero no lo conseguía, aunque con buen instinto ha
aprovechado las condiciones del país, la caída de la popularidad del
presidente, el descontento social, entre otras, para convocarlas. Es por eso
que en este último paro esperaba dos acciones que desencadenen la unidad y, en
consecuencia, acercarse a su objetivo de tomar el poder. Sus detonantes: una
víctima mortal como resultado de los enfrentamientos o la detención de
dirigentes.
Ocurrió lo segundo.
No hay duda que la detención de Iza fue una decisión política bien tomada, pues
nadie puede estar por encima de las leyes. Pero el dirigente no lo esperaba,
como lo demuestra el video de su captura, donde gesticula justificativos que
más dan a entender temor que liderazgo. Pese a ello, el dirigente indígena
aprovechó la oportunidad que le dio el Gobierno y logró la unidad del
movimiento, para reclamar su liberación y, de paso, se convirtió en mártir.
No cabe duda que el
recién liberado buscará ajustar cuentas con un gobierno que demostró desde el
inicio un mal manejo y debilidad políticas. Los asesores gubernamentales están
cavando en Carondelet la tumba para enterrar a su propia administración que
tenía todas las oportunidades y el respaldo popular para cambiar el país, pero
que manejo el Estado con improvisación y sin conectarse con la realidad.
El Gobierno sigue
desconectado del país y de las agendas de los diferentes actores sociales. El
asesoramiento político estratégico es pésimo por no decir inexistente, ya que
no se analizan las intenciones ocultas de dirigentes indígenas, gremiales o
políticos.
El movimiento
indígena por su parte rompe el dialogo y quiere imponer su agenda. La Conaie
radicalizará sus protestas especialmente la semana del 20 de junio, donde
buscará materializar su verdadero objetivo, la caída de otro presidente.
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