UCRANIA ES TAN IMPORTANTE QUE RUSIA PODRÍA
JUSTIFICAR UNA GUERRA NUCLEAR.
Crnl. Mario R. Pazmiño Silva
Son ocho días desde que Vladímir Putin ordenó la invasión a Ucrania, país que ha presentado una inesperada y férrea resistencia de su población, pero que tiene razones que datan de tiempo atrás. Una de ellas es que, en la primavera de 1932, Stalin ordenó el “holodonor” (muerte por inanición), lo que ocasionó el fallecimiento de aproximadamente cuatro millones de ucranianos.
Ucrania el 24 de agosto de 1991 proclama su
independencia de la Unión Soviética, considerada al momento de su separación
como la tercera potencia nuclear por el arsenal dejado en su territorio por el Kremlin
luego de su retiro del bloque socialista. La nueva república firma el tratado
de Budapest donde entrega el material nuclear y se desarma en su totalidad a
cambio del respeto de su independencia y soberanía. El 18 de marzo de 2014 se desarrolla la invasión
a Crimea por parte del gobierno de Putin ante la sorpresa de la comunidad
internacional, quienes logran articular algunas sanciones económicas con poco
efecto disuasivo.
Rusia continúa influyendo a través de los
diferentes gobiernos prorusos, sin embargo, las protestas ciudadanas conocidas
como la revolución naranja y a revolución de la dignidad, obligan a la salida
del presidente y su refugio en Moscú. El
actor Volodímir Selenskiy en 2019 es nombrado presidente con un 73% de
aceptación. Desde el comienzo el nuevo presidente comienza a marcar la distancia
con el gobierno ruso. Para evitar una agresión de la potencia
nuclear, Ucrania pide ser incluida en la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN), lo que fue ratificado en julio del 2021 reiterando la decisión
que se había tomado en el 2008 en la Cumbre de Bucarest.
La insistencia de ingreso de
Ucrania como miembro activo de la OTAN generó mucha preocupación en Rusia, que
teme un ataque nuclear en su área de interés. Los países con armas nucleares
saben que la velocidad de un misil balístico nuclear es de 5 kilómetros por
segundo, lo que le permite recorrer una distancia de 10.000 kilómetros en 35
minutos, por lo que su interceptación en vuelo se torna muy difícil. Si la distancia entre Kiev y Moscú es de 875
kilómetros, un misil lanzado desde esta zona alcanzaría su objetivo en
territorio ruso en 3.06 minutos lo que le transformaría en ineficiente
cualquier sistema de defensa.
Rusia se ha concentrado en atacar
objetivos militares para destruir la capacidad de contraataque de su
adversario, así como su capacidad bélica. El control del espacio aéreo
imposibilita una respuesta de las fuerzas ucranianas. El ataque a la central
nuclear de Zaporizhzhia, la planta de energía nuclear más grande de Europa,
abre otro frente de peligro y emergencia por la posible contaminación a toda
Eurasia.
La capacidad tecnológica, bélica
y el número de hombres, en el conflicto, sin duda, dan superioridad a Vladímir
Putin. Sin embargo, la guerra híbrida desarrollada por el pueblo ucraniano
recién comienza y tiene un escenario muy favorable.
El Kremlin, en términos
internacionales, realizó una mala apreciación de su campaña bélica. Al parecer
no calculó el repudio tan sólido a nivel global, con sanciones económicas tan
graves que pueden paralizar su ya escuálida economía. Sin proponérselo, Putin
ha levantado el liderazgo del presidente Zelenskiy, fortaleciendo a la ONU y la
OTAN y generando el temor en los países neutrales que, al ver su seguridad en
riesgo, han dejado de lado la neutralidad y han tomado partido, pidiendo su
ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
A Rusia solo le queda una
alternativa ante este cúmulo de decepciones: escalar irresponsablemente la
amenaza atómica a costa de la paz mundial, sabiendo que iniciar un conflicto nuclear
es una guerra sin retorno y de aniquilación mutua.
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