En Buenos Aires se creo una millonaria empresa
del crimen organizado
La intervención en la zona de minería
ilegal muestra que los grupos delincuenciales colombianos tomaron en control de
la zona. Al menos tres grupos ejercieron el poder en ese sector.
Por: Mario Pazmiño
La
parroquia de Buenos Aires, el recinto agrícola y ganadero perteneciente al
cantón Urcuquí, de Imbabura, comenzó a interesar a connacionales y extranjeros.
Esto luego de que un campesino, que se encontraba en labores agrícolas, descubriera
oro impregnado en las piedras, en el 2016. La fiebre del oro se expandió
rápidamente, como reguero de pólvora, generando una considerable migración
interna hacia esta localidad.
Sin
embargo, no solo las personas ávidas de encontrar el preciado mineral estaban
interesadas en llegar a este paraje andino. Estaban las empresas
internacionales, como la australiana Hancock Prospecting, las canadienses Core
Gold Inc. y Luminex Resources, que rápidamente realizaron acercamiento con
funcionarios gubernamentales para participar en la licitación que concesionaba
los sectores de Imba-2 e Imba-3. No obstante, sus aspiraciones se vieron
truncadas por la avalancha de mineros informales que ocuparon la zona.
Otras
organizaciones al margen de la ley, como el Ejército de Liberación Nacional,
las Disidencias y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), vieron
una oportunidad para ampliar sus operaciones. Entonces, comenzaron a desplazar
parte de sus estructuras para realizar el cobro de vacunas y el control
territorial de la explotación minera.
El
problema recién iniciaba. La disputa entre grupos de poder del narcotráfico en
los departamentos de Putumayo y Nariño hizo que lleguen a acuerdos y se creen
alianzas entre los grupos criminales de Sinaloa, La Constru y el Frente Oliver
Sinisterra (FOS), quienes vieron una oportunidad de diversificar sus negocios.
Por
otro lado, las disidencias de los Frentes 29 y 48 de las FARC, que no se
acogieron al proceso de paz, venían operando en sus antiguos territorios
manteniendo el control de los mismos. La disposición que dio alias ‘Sinaloa’ (comandante
de la Disidencia en el Putumayo, actualmente fallecido) a Martín Quemado consistía
en que movilice parte de la estructura que se encontraba operando en el sector
de Mocoa, en Colombia, y concentre gente en La Victoria, frente a El Carmelo,
en Ecuador. Ingresaron camuflados en camiones por el paso ilegal de La Pintada
con dirección a Salinas y San Gerónimo, para llegar hasta Buenos Aires.
Los
mineros de ese sector contaron a diferentes medios de comunicación durante la
intervención estatal que los armados pertenecían a las FARC. Se estima una
estructura operativa de 15 a 20 personas quienes ejercían el control en Buenos
Aires y, que al ingreso de personal militar y policial (aproximadamente un pie
de fuerza de 4 000 efectivos), se desplazaron de nuevo a territorio colombiano.
La
intervención gubernamental, mediante un Decreto de Emergencia para el sector, permitió
develar la infraestructura delictiva que se encontraba tras la minería ilegal. El
operativo realizado deja en claro que existieron fuertes inversiones para
compra de maquinaria, motores, procesadores de oro, chancadoras, etc.
El
desalojo generó aproximadamente 7 000 desplazados, que perdieron todo. Sin
embargo, tienen la intención de retornar una vez que las condiciones se
estabilicen. Los mineros de Buenos Aires no van a permitir que las empresas
transnacionales comiencen a explotar lo que ellos consideran como suyo.
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