LA
REDUCCIÓN DE FUERZAS ARMADAS VERSUS LAS NUEVAS AMENAZAS
Crnl.
Mario R. Pazmiño S.
La reducción de una
institución debe, por sentido común, obedecer a un análisis pormenorizado de
sus capacidades y vulnerabilidades para lograr la materialización de sus
misiones, caso contrario se atenta a la seguridad y a la existencia de un país.
El libro “La
destrucción de las Fuerzas Armadas por el Foro de Sao Paulo”, de Alejandro Peña
Esclusa, es muy explícito en el tipo de estrategias que esta organización, (el
Foro de Sao Paulo) implementa para consolidar su control en la región. Una de
ellas es la reducción sistemática de las Fuerzas Armadas en cada uno de los
países adeptos al socialismo del siglo XXI, y su remplazo por milicias
politizadas al servicio del gobierno de turno.
El caso venezolano es
una muestra palpable de la manipulación ideológica de la institución militar,
que juró defender la soberanía, la democracia y a su pueblo, por encima de
cualquier corriente ideológica o de un gobierno de turno.
El cambio de las
amenazas a la seguridad nacional, sin duda, influyen en la reestructuración de
las Fuerzas Armadas. Entre las más importantes están el crimen organizado
transnacional; el narcotráfico; el tráfico de armas, precursores y equipo
militar; la delincuencia común y la inseguridad; la trata de personas; la
migración descontrolada; la presencia de grupos narcoterroristas en la frontera;
la preservación del medio ambiente; los procesos de ingobernabilidad, entre
otros. La existencia de estas amenazas no significa que las Fuerzas Armadas
deban reducir su capacidad de acción. Al contrario, deben multiplicar su
actividad para brindar seguridad al país.
En los últimos años se
ha incrementado la presencia del crimen organizado con todas sus variantes y como
una empresa multinacional del delito, con la consecuente generación de
multimillonarios ingresos. Las actividades vinculadas al mismo no tendrán
pérdidas que le pongan al borde de la quiebra o de su erradicación. Este más
bien mutará a otras formas más avanzadas del delito, para reducir al máximo la
eficacia de los controles existentes y
generar más ganancias.
¿Qué hacer ante este
escenario? La respuesta no está en
reducir una de las estructuras de control, sino más bien en incrementar su pie
de fuerza. No son los tanques, los aviones, los submarinos, los helicópteros,
los radares… los que se enfrentarán a las amenazas, es el factor humano, que se
apoyará en el uso de la tecnología y de los equipos adecuados. No al revés.
Se habla en estos días
que el proceso de paz en Colombia está llegando a su fin exitosamente. ¡Cómo no
alegrarnos de que nuestro hermano país viva en paz! Pero, ¿este proceso es beneficioso para nuestro
país? Dos hipótesis al respecto:
Hipótesis
1: Si Colombia logra firmar el acuerdo de paz
Si este escenario se
da, las FARC tendrán que dejar las armas y su forma de vida, el narcotráfico. El
presidente Juan Manuel Santos permitirá la desmovilización de cerca de 8.000
hombres en armas, que deberán incorporarse a la sociedad y recibir pequeñas
parcelas de tierra para que puedan subsistir y generar ingresos. La gran
mayoría de las estructuras fareanas se acostumbraron a su modus vivendi, el
cultivo de la hoja de coca, su procesamiento y las ganancias que este negocio
ilícito genera. ¿Cambiarán las narco-milicias los miles de dólares que genera
la droga por una parcela que, en el mejor de los casos, generará unos $200
mensuales? Lo dudo. Además, dado el funcionamiento de este negocio ilícito,
muchas de sus actividades pasarán a los países vecinos, con sus consecuencias
respectivas.
Hipótesis
2: El proceso de paz se ve truncado por el retiro de uno de los actores
El gobierno del
presidente Santos y sus Fuerzas Armadas iniciarán una presión estratégica para
erradicar definitivamente a las FARC. Esto implicará un movimiento de la narco guerrilla,
inicialmente, hacia zonas más seguras y, posteriormente, un desborde hacia los
países limítrofes para crear santuarios como ya paso en Venezuela y Ecuador. Ante
esto, ¿es prudente reducir las Fuerzas Armadas Ecuatorianas o mantener su pie
de fuerza?
Países como Venezuela,
Colombia, Perú, Chile, Argentina, Brasil, por citar algunos, no han reducido su
fuerza pública o los organismos de control, más bien lo han incrementado para enfrentar estas nuevas amenazas nacionales y
globales.
El factor tiempo,
cuando se enfrenta a estas amenazas emergentes, no es sinónimo de debilidad de
las mismas, por lo contrario, favorecen su capacidad delictiva, y para
enfrentarlas debemos mantener o incrementar muestras Fuerzas Armadas y no
reducirlas.
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