viernes, 5 de septiembre de 2014

La reducción de las Fuerzas Armadas versus las nuevas amenazas

LA REDUCCIÓN DE FUERZAS ARMADAS VERSUS LAS NUEVAS AMENAZAS
Crnl. Mario R. Pazmiño S.



La reducción de una institución debe, por sentido común, obedecer a un análisis pormenorizado de sus capacidades y vulnerabilidades para lograr la materialización de sus misiones, caso contrario se atenta a la seguridad y a la existencia de un país.
El libro “La destrucción de las Fuerzas Armadas por el Foro de Sao Paulo”, de Alejandro Peña Esclusa, es muy explícito en el tipo de estrategias que esta organización, (el Foro de Sao Paulo) implementa para consolidar su control en la región. Una de ellas es la reducción sistemática de las Fuerzas Armadas en cada uno de los países adeptos al socialismo del siglo XXI, y su remplazo por milicias politizadas al servicio del gobierno de turno.
El caso venezolano es una muestra palpable de la manipulación ideológica de la institución militar, que juró defender la soberanía, la democracia y a su pueblo, por encima de cualquier corriente ideológica o de un gobierno de turno.
El cambio de las amenazas a la seguridad nacional, sin duda, influyen en la reestructuración de las Fuerzas Armadas. Entre las más importantes están el crimen organizado transnacional; el narcotráfico; el tráfico de armas, precursores y equipo militar; la delincuencia común y la inseguridad; la trata de personas; la migración descontrolada; la presencia de grupos narcoterroristas en la frontera; la preservación del medio ambiente; los procesos de ingobernabilidad, entre otros. La existencia de estas amenazas no significa que las Fuerzas Armadas deban reducir su capacidad de acción. Al contrario, deben multiplicar su actividad para brindar seguridad al país.
En los últimos años se ha incrementado la presencia del crimen organizado con todas sus variantes y como una empresa multinacional del delito, con la consecuente generación de multimillonarios ingresos. Las actividades vinculadas al mismo no tendrán pérdidas que le pongan al borde de la quiebra o de su erradicación. Este más bien mutará a otras formas más avanzadas del delito, para reducir al máximo la eficacia de  los controles existentes y generar más ganancias.


¿Qué hacer ante este escenario?  La respuesta no está en reducir una de las estructuras de control, sino más bien en incrementar su pie de fuerza. No son los tanques, los aviones, los submarinos, los helicópteros, los radares… los que se enfrentarán a las amenazas, es el factor humano, que se apoyará en el uso de la tecnología y de los equipos adecuados. No al revés.   
Se habla en estos días que el proceso de paz en Colombia está llegando a su fin exitosamente. ¡Cómo no alegrarnos de que nuestro hermano país viva en paz! Pero,  ¿este proceso es beneficioso para nuestro país? Dos hipótesis al respecto:



Hipótesis 1: Si Colombia logra firmar el acuerdo de paz

Si este escenario se da, las FARC tendrán que dejar las armas y su forma de vida, el narcotráfico. El presidente Juan Manuel Santos permitirá la desmovilización de cerca de 8.000 hombres en armas, que deberán incorporarse a la sociedad y recibir pequeñas parcelas de tierra para que puedan subsistir y generar ingresos. La gran mayoría de las estructuras fareanas se acostumbraron a su modus vivendi, el cultivo de la hoja de coca, su procesamiento y las ganancias que este negocio ilícito genera. ¿Cambiarán las narco-milicias los miles de dólares que genera la droga por una parcela que, en el mejor de los casos, generará unos $200 mensuales? Lo dudo. Además, dado el funcionamiento de este negocio ilícito, muchas de sus actividades pasarán a los países vecinos, con sus consecuencias respectivas.

Hipótesis 2: El proceso de paz se ve truncado por el retiro de uno de los actores

El gobierno del presidente Santos y sus Fuerzas Armadas iniciarán una presión estratégica para erradicar definitivamente a las FARC. Esto implicará un movimiento de la narco guerrilla, inicialmente, hacia zonas más seguras y, posteriormente, un desborde hacia los países limítrofes para crear santuarios como ya paso en Venezuela y Ecuador. Ante esto, ¿es prudente reducir las Fuerzas Armadas Ecuatorianas o mantener su pie de fuerza?
Países como Venezuela, Colombia, Perú, Chile, Argentina, Brasil, por citar algunos, no han reducido su fuerza pública o los organismos de control, más bien lo han incrementado para   enfrentar estas nuevas amenazas nacionales y globales.
El factor tiempo, cuando se enfrenta a estas amenazas emergentes, no es sinónimo de debilidad de las mismas, por lo contrario, favorecen su capacidad delictiva, y para enfrentarlas debemos mantener o incrementar muestras Fuerzas Armadas y no reducirlas.

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