Kurdistán la nueva estrategia americana contra el Estado Islámico
Crnl. Mario R. Pazmiño S.
Daniel Sueiro, escritor español del siglo pasado (1931-1986),
en su famosa obra “El arte de matar”, aun cuando no dejó de lado el
degollamiento, se quedaría pasmado ante la pavorosa escena de cercenar el
cuello a víctimas indefensas, como lo hacen los integrantes de ISIS. La
tecnología –que no tiene ese fin- nos convierte en espectadores de ignominias,
como las ejecuciones de tres personas indefensas: dos periodistas y un
trabajador de una ONG, lo cual demuestra que hemos involucionado, no a la edad media, sino a la época de las
cavernas.
El aparecimiento de una nueva amenaza terrorista global,
denominada Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés), ha
cambiado los escenarios en Medio Oriente y los intereses geopolíticos en la
región y en el mundo. Las potencias occidentales miran con preocupación el nacimiento
de este actor tan peligroso que, con su injerencia bélica, política y económica
pudiera comprometer la integridad de los países de la Tierra.
En este contexto, en donde se mezclan fanatismo religioso,
política, terrorismo e intereses económicos, los Estados Unidos lanzan al mundo
su ofensiva diplomática y militar para destruir esta amenaza emergente, que controla
ciudades importantes de Irak y Siria.
Los estrategas del Pentágono han diseñado un plan muy bien
mediatizado, el cual pone en el teatro de operaciones no solo a la coalición de
países que lo respaldan, sino también a los kurdos, una etnia milenaria, que anhela
ser un Estado y ocupar un escaño en la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Kurdistán, que es una nación (entendida como un conjunto de
personas de un mismo origen, con el mismo idioma y una tradición común[1])
de guerreros de origen indoeuropeo, sometidos por el imperio Otomano, se asentó
en el sur de Anatolia en torno al siglo X A.C. Desde hace años reclama su independencia
y su reconocimiento, luego que el Tratado de Lausana (1923) dividió al
Kurdistán milenario entre Turquía, Siria, Irán, Irak y la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS).
En las últimas décadas, luego de un sinnúmero de
levantamientos independentistas en Irak,
Siria y Turquía, por parte del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), se produce
una alianza entre los partidos políticos kurdos y los Estados Unidos para
derrotar a Saddam Husein en la guerra del Golfo. Otro momento importante fue en
2012, durante la Guerra Civil Siria, cuando se produjo la revuelta armada kurda
en territorio kurdo dentro de Siria.
Divide y reinarás, la
base de la política en Medio Oriente
La violencia generada por ISIS tiene como escenario los
asentamientos humanos de Kurdistán en Siria y norte de Irak, por lo que ha
renacido la necesidad de independencia de esta Nación. Los Estados Unidos mueven
sus piezas de ajedrez en este tablero bélico, aprovechando el sentimiento nacional
kurdo, para que sean ellos (los kurdos) quienes combatan frontalmente a ISIS,
con el apoyo militar y tecnológico de la coalición que enfrenta el terrorismo
filial de Al-Quaeda.
¿Qué gana el imperio? Una mejor posición estratégica en Medio
Oriente, la cual definitivamente favorece a los intereses estadounidenses en la
región, pues si los kurdos ayudan a destruir ISIS y luego son reconocidos como
país miembro por Naciones Unidas, sus aliados lograrían suficiente presencia.
Kurdistán abarca 190.000 km² de Turquía, 125.000 km² de Irán,
65.000 km² de Irak y 12.000 km² de Siria, con un área total de casi 392.000
km². En dicho territorio se encuentran la mayoría de las reservas petrolíferas
de Irak e Irán y la totalidad del petróleo sirio. También tiene agua, ya que
los ríos Tigris y Éufrates nacen precisamente en territorio kurdo, lo que justifica el interés económico del área
y de sus futuros aliados.
Los beneficios para la Nación
Kurda
Los kurdos pueden alcanzar su tan anhelado objetivo de ser
reconocido por la comunidad internacional como el Estado de Kurdistán.
Materializaría así la recuperación de todo o parte de sus territorios
ancestrales ocupados hoy por los países
de esa región. También agruparía a sus conciudadanos bajo un solo territorio
con su propio gobierno; destruiría la amenaza terrorista de ISIS, que quiere
también erguirse sobre sus antiguos territorios desconociendo sus derechos; conseguiría
la protección de los Estados Unidos en Medio Oriente, al ser considerado su
aliado; mantendría el control de una parte de la producción petrolera
mundial.
Este tablero geopolítico de intereses estaría armado desde
Washington y todo depende de sus participantes para alcanzar la victoria.
Muchas son las informaciones que los organismos estatales difunden a los medios
de comunicación internacionales para dirigir la mirada de la opinión pública
hacia donde quieren que sean enfocadas, pero siempre es necesario ver que está
detrás de las intenciones.
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