Ecuador autopista para el tráfico de armas.
Crnl.
Mario R. Pazmiño S.
La
delincuencia organizada se ha incrementado en nuestro país y las autoridades no
logran controlar los altos niveles de inseguridad. La población está en
indefensión ante el accionar del crimen organizado, narcotráfico y delincuencia
común.
¿A qué se
debe este incremento de la inseguridad? Hay varios factores. Uno de ellos es
que el Ecuador se transformó en menos de dos décadas en un santuario del crimen
organizado y un país procesador de alcaloides que cuenta con plataformas
internacionales de distribución de narcóticos y caletas que son utilizadas como
centros de acopio de cocaína. Otro factor es la presencia de dos protomafias
brasileñas, dos carteles mexicanos y proliferación de megabandas que emplean
armamento sofisticado para ejecutar sus acciones delictivas, asegurar los
corredores de movilidad de alcaloides, la protección de los centros de acopio y
un control a sangre y fuego de los territorios considerados santuarios de estas
organizaciones. Una tercera razón es la falta de un sistema de inteligencia y
contrainteligencia que prevean el accionar de estas amenazas.
La inexistencia
de controles adecuados ha permitido que el tráfico de armas se incremente y
permita suplir las necesidades logísticas para las organizaciones delictivas.
Tres rutas son las que facilitan el tráfico de armas munición y explosivos:
1.
La mas importante viene desde Chile,
se incrementa en Perú e ingresa a Ecuador por Huaquillas hacia la provincia bisagra
de El Oro. Ahí se ramifica en dos corredores: uno que se traslada hacia Guayas,
Manabí, Los Ríos, S. Domingo de los Tsáchilas y Esmeraldas, para salir por
pasos ilegales al departamento de Nariño en Colombia. El otro corredor recorre la serranía
ecuatoriana y atraviesa Azuay, Cañar, Chimborazo, Tungurahua, con una
ramificación hacia Sucumbíos y luego al departamento de Putumayo. Por la ruta
de la serranía se llega a otra provincia bisagra: Pichincha, donde se encuentra
otra ramificación hacia Carchi que se divide en dos rutas más, una que va al Dpto.
de Nariño y otra hacia Sucumbíos para pasar al Dpto. de Putumayo.
2.
La segunda es interna y se
materializa desde los rastrillos de los cuarteles de la Fuerza Pública, en
donde el personal es reclutado por organizaciones delictivas para que les
provean de armamento.
3.
La tercera la constituyen las narcoavionetas
que ingresan desde el exterior con armamento y dinero para entregar a las
megabandas que trabajan para los carteles mexicanos.
Durante los
desplazamientos de las armas, una buena parte se quedan en nuestro país y son
compradas por el mercado negro y vendidas o alquiladas a organizaciones delictivas
(delincuencia común). Su costo depende de la oferta y demanda de las megabandas
y su capacidad económica para adquirirlas. Los fusiles dependiendo de su marca
y procedencia puede ser vendidos desde $7000 dólares; una pistola puede costar $3000.
En algunas ciudades como Guayaquil, Santo Domingo, Manta, Esmeraldas, Quito,
Lagoagrio, las armas pueden ser alquiladas para cometer delitos, los costos
también fluctúan desde los 500 dólares los fusiles y 200 las pistolas
dependiendo de la oferta y demanda.
La inacción
de las instituciones gubernamentales solo ha generado más muertos, violencia e
inseguridad, facilitando al crimen organizado mejores condiciones para
continuar provocando terror, incertidumbre, caos y transformando al país en la
nueva autopista del tráfico de armas.
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