Una
ley de seguridad que crea fisuras
Crnl. Mario R. Pazmiño
Silva
“La socialización mecanismo fundamental en el
proceso de construcción de la cultura de la legalidad “ (Martínez Pichardo).
La socialización es el análisis de una necesidad
que solo puede ser realmente satisfecha a través de una determinada adaptación
a la realidad y previo un intercambio de opiniones entre los diferentes
actores. Cuando queremos que un proyecto, un programa o una ley tenga la
solidez y la aprobación de las partes involucradas, debemos conversar con esos
actores para determinar las ventajas o desventajas de la propuesta. Esto
enriquece el contenido del documento y permite ver la aceptabilidad que tiene
el mismo.
La Ley Orgánica de Seguridad Integral y
Fortalecimiento de la Fuerza Pública, presentada por el Gobierno a la Asamblea
Nacional, no fue socializada en las diferentes instituciones, por lo que su
contenido no responde al sentir de la Fuerza Pública.
Ejemplos de que nunca fueron consultados las
Fuerzas Armadas y la Policía Nacional son:
“Se garantiza el derecho de policías a
contar con patrocinio legal gratuito cuando son sujetos a investigación o
procesos por actos del servicio…”.
¿Y los miembros de las Fuerzas Armadas que están
colaborando en operaciones antidelincuenciales no tiene el mismo derecho?
“… la Policía Nacional como ente ejecutor
podrá contar con la cooperación de las Fuerzas Armadas. Esta colaboración será
siempre en operaciones específicas comandadas por la Policía Nacional y
subordinadas a la autoridad civil.”
Se habla de operaciones de seguridad ciudadana en
el combate a la delincuencia común, sin darse cuenta que el Estado está
enfrentando al crimen organizado transnacional, una amenaza mayor que afecta a
la seguridad integral del Estado y donde una parte es la seguridad ciudadana.
La planificación de la seguridad integral del
Estado no es competencia de la Policía Nacional, es responsabilidad del Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas, máximo organismo encargado de articular las
acciones para la seguridad integral del Estado. Al plantearse que las Fuerzas
Armadas se subordinen a la Policía Nacional se abrirá un punto de confrontación
permanente.
El desconocimiento de algunos conceptos de conducción estratégica y operativa generarán fricciones entre las instituciones de la Fuerza Pública, que no han sido consultadas sobre la presente ley que, en vez de solucionar problemas, generará fisuras.