LA GEOPOLÍTICA DEL NARCOTRÁFICO UNA
AMENAZA A LA SEGURIDAD REGIONAL
Crnl. ® del Ejercito de Ecuador
Mario. R. Pazmiño Silva
El descubrimiento de América,
en 1492, marcó un hito global: por un lado, aportó al desarrollo económico de las
coronas europeas y, por el otro, dio inicio al tráfico ilegal de la primera
droga, el tabaco. Esa comercialización produjo una primera maquinaria de crimen
organizado, que, con el pasar de los siglos, se ha especializado y desarrollado
nuevas capacidades, para enfrentar a los sistemas de seguridad estatales.
No podemos olvidar que la
geopolítica nos enseña que siempre debe haber un crecimiento y que esto se
aplica para los estados y las organizaciones delictivas. Es por eso que si un
territorio es abandonado o no está protegido por el Estado, este será ocupado
por otro actor, que impondrá sus condiciones y consolidará su presencia en ese
espacio geográfico.
Los estados débiles son los
objetivos prioritarios de las organizaciones y carteles del narcotráfico. Si
logran penetrar las estructuras estatales, compran la lealtad de las
Instituciones de control (Ejército y Policía) y pervierten a los operadores de
justicia, el resultado es siempre el mismo: desestabilización de la democracia y promoción de gobiernos fallidos, atravesados
por la corrupción.
En la presidencia de Álvaro
Uribe (Colombia), se inició una lucha sin cuartel en contra del narcotráfico. Los
resultados fueron la reducción de la producción de 1000 toneladas anuales a 180,
a través de un ataque sistemático, por
parte de la Fuerza Pública colombiana, a los centros de acopio y plataformas
internacionales de distribución de los carteles colombo-mexicanos, lo que
afectó el corazón del narcotráfico y de los grupos narcoterroristas de las FARC
y el ELN.
A finales del 2005, se
realizó una reunión del narcotráfico internacional en una quinta cerca de
Sinaloa, en la que participaron los carteles colombianos y mexicanos. En ella
se planteó el traslado de la infraestructura de este negocio hacia otros países,
donde los sistemas de seguridad, jurídicos y estatales eran débiles y sus
autoridades o miembros fácilmente corrompibles.
Ecuador y Venezuela fueron
los países seleccionados para incrementar las estructuras existentes para
contrarrestar las pérdidas millonarias ocasionadas por la Fuerza Pública
colombiana. El efecto globo, entonces, se materializaba: reducción de la
producción en Colombia e incremento en Venezuela y Ecuador.
Dentro de los carteles, los
mexicanos vieron la oportunidad de extender sus operaciones y tener el control
total del negocio: desplazan a sus antiguos socios colombianos, los convierten
en una empresa delictiva tercerizada y responden a sus nuevos capos, los
carteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y
Cartel del Golfo.
La geopolítica del
narcotráfico se cristalizó: ocuparon los espacios que otros carteles no podían
asegurar y conquistaron áreas valiosas que les beneficiaban económicamente. El
crimen organizado mutó y las nuevas formas de lucha de las débiles democracias
regionales, no han podido enfrentar el problema. Los ejemplos son el Plan
Colombia y el Plan Mérida que, a pesar de toda la cooperación internacional, no
ha podido eliminar los efectos de este flagelo. La solución al problema no está
en la cantidad de recursos para combatir el narcotráfico, debemos pensar que si
no hay demanda tampoco existirá oferta. Es un cambio cultural y de los
intereses geopolíticos no solo de los Estados sino también del crimen
organizado.